Sin una buena educación no hay un futuro promisorio. No es difícil darse cuenta de que el deterioro educativo es enorme y que si no se realizan cambios profundos en la organización de nuestro sistema educativo, nuestro país está condenado a la decadencia cultural, a un crecimiento económico mediocre y a una marginación social creciente.
A esta situación no hemos llegado por casualidad. Durante décadas, la política educativa se ha diseñado a medida de los intereses corporativos de los gremios y de la burocracia estatal. Uno de las consecuencias más notables ha sido el deterioro del status y de la calidad de nuestros docentes: es evidente que ya no tenemos, como en décadas lejanas, señores maestros y profesores educando a nuestros hijos. Ahora tenemos, “trabajadores de la educación” y en donde encontramos a docentes que ejercen porque no había más opciones para estudiar, porque el puntaje le alcanzó solo para profesor .A esta situación se ha llegado no por mera casualidad, sino porque durante décadas la educación ha estado al fondo de la lista de prioridades de nuestra clase política y porque la administración de los recursos públicos ha estado afectada por las ineficiencias y la desidia de la administración estatal, sea ésta nacional o provincial.
¿Cómo podemos pretender que la educación se transforme en una igualadora de oportunidades y reductora de brechas económicas, si la tenemos en manos de trabajadores de la educación mal remunerados?... Imposible. Hay que hacer unos cambios positivos y constructivos en nuestra educación, partiendo por la calidad de la docencia. Y esto no es sólo cuestión de tener profesores instruidos, que conozcan realmente la materia que enseñan, sino también de maestros capaces de transmitir con su ejemplo los valores esenciales del esfuerzo y la responsabilidad individual, que son esenciales para formar personas que puedan desarrollar una vida fructífera. Invertir en educación requiere poner a los mejores a enseñar, no que la profesión docente sea el destino de los que no consiguen otra cosa.
A esta situación no hemos llegado por casualidad. Durante décadas, la política educativa se ha diseñado a medida de los intereses corporativos de los gremios y de la burocracia estatal. Uno de las consecuencias más notables ha sido el deterioro del status y de la calidad de nuestros docentes: es evidente que ya no tenemos, como en décadas lejanas, señores maestros y profesores educando a nuestros hijos. Ahora tenemos, “trabajadores de la educación” y en donde encontramos a docentes que ejercen porque no había más opciones para estudiar, porque el puntaje le alcanzó solo para profesor .A esta situación se ha llegado no por mera casualidad, sino porque durante décadas la educación ha estado al fondo de la lista de prioridades de nuestra clase política y porque la administración de los recursos públicos ha estado afectada por las ineficiencias y la desidia de la administración estatal, sea ésta nacional o provincial.
¿Cómo podemos pretender que la educación se transforme en una igualadora de oportunidades y reductora de brechas económicas, si la tenemos en manos de trabajadores de la educación mal remunerados?... Imposible. Hay que hacer unos cambios positivos y constructivos en nuestra educación, partiendo por la calidad de la docencia. Y esto no es sólo cuestión de tener profesores instruidos, que conozcan realmente la materia que enseñan, sino también de maestros capaces de transmitir con su ejemplo los valores esenciales del esfuerzo y la responsabilidad individual, que son esenciales para formar personas que puedan desarrollar una vida fructífera. Invertir en educación requiere poner a los mejores a enseñar, no que la profesión docente sea el destino de los que no consiguen otra cosa.
“Las recetas en educación no existen sino que, al contrario, lo que existe son estrategias adecuadas y perfectibles”
Hace varios años atrás, los profesores eran nuestros segundos padres...NOS ENSEÑABAN Y MOSTRABAN EL MUNDO...hoy es, un trabajador que mas encima le pagan poco para que le enseñen a niños INTOCABLES, que no se les puede mirar feo, ni dar órdenes, porque son tan sencibles y tienen burdas leyes que lo respaldan en todo...Acaso las personas que hicieron las leyes, ¿cuidan a sus hijos todos los días?; apenas los aguantan y por eso les tiene nanas, porque ni ellos pueden manejarlos...y ahí están, en la droga y flojeando todo el día:no tienen nada que hacer y además, los papás le dan todo lo económico, para que no se estrecen.
ResponderEliminarAntes teníamos responsabilidades y unos padres que hacían cumplir dichas labores.
Por eso, es necesario, ya que hoy en día todos las padres trabajamos, que los profesores tengan el derecho a levantar la voz si es necesario, a castigar y sobre todo a decirles ESO NO SE HACE. Todo equilibrado funciona estupendamente, y nos harían un gran favor y ayuda a nosotros como padres.
El tema es complejo, si bien los profesores a mi parecer son mal pagados, creo que existe un porcentaje importante de profesores que no hacen bien su pega, y creo que no es por motivos monetarios, sino porque no saben o no tienen espectativas en sus alumnos, subir el sueldo a los profesores no creo que sea una solucion, pero sí dar incentivos a aquellos que presenten mejoras.....saludos
ResponderEliminarme parece bien que se pongan en manifiesto este tipo de temas, ya que muchas veces los profesores son lo peor de lo peor como bien lo comentaron anteriormente es lo que alcanzo el puntaje ¿y la verdadera vocación donde queda? no es tan solo un tema monetario, pero somos nosotros quienes lidiamos cada día con el "futuro de Chile" y es el trabajo menos valorado que existe. no basta con capacitar a los profesores si no se les da la libertad de enseñar lo que realmente un niño necesita mas allá de los conocimientos, los valores sociales, y poder volver a tener el poder de las clases para que exista el respeto y se vea realmente la tremenda labor que se realiza cada día en las aulas.
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